Encontrándose en lamentable estado las antiguas imágenes de San Agustín y Santa Mónica, la Hermandad de San Agustín acuerda en su junta general de 26 de octubre 1806 encargarle al escultor José Luján Pérez nuevas imágenes.
La de San Agustín la realizó de acuerdo con una lámina que el padre Prior había traído de la península. La mitra de la talla la modeló llana, sin adornos, con el objeto de sobreponerle la de plata de la antigua imagen.
Luján Pérez lo representa pisoteando los libros de los herejes maniqueos, y sosteniendo en su mano la Biblia para expresar que rebatió eficazmente las herejías.
Al igual que la imagen de San Agustín, José Luján Pérez realizó en 1806 a Santa Mónica de las mismas proporciones para colocar ambas en la pared del altar mayor de la iglesia. Por su acabada y sentida hechura esta imagen se encuentra entre las mejores y más depuradas obras del escultor.