Deja tu huella, sé testigo.
Todos estamos llamados a ser testigos de Cristo: con «la formación de una nueva familia y el trabajo» o abriendo el corazón «a la posibilidad de consagrarse a Dios con el sacerdocio, en la vida religiosa o en otras formas de consagración» (Christus vivit 258 y 276).
El 8 de mayo, cuarto domingo de Pascua la Iglesia nos invita a rezar para que los jóvenes se abran a la llamada de Dios y le respondan con generosidad, “siendo para los demás” desde una familia, un trabajo o una consagración especial.
La jornada invita también a levantar la vista, y rezar por los muchos jóvenes que están siendo llamados por Dios a seguirle en los territorios de misión: las vocaciones nativas. Con esta Jornada, la Iglesia invita a rezar por ellos, para que asuman el relevo de los misioneros, y mantengan viva la llama del Evangelio en sus países y culturas. Y además, se pide la colaboración económica, para que ninguna de esas vocaciones se pierda por falta de medios.